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Eugenio Gay: «Los estados democráticos no deben permitir que se vulneren los derechos fundamentales»

La Abogacía de Málaga y la Fundación Manuel Alcántara otorgaron el Premio Jurista del Año 2024 a Eugenio Gay, presidente emérito del Consejo General de la Abogacía Española y ex vicepresidente del Tribunal Constitucional.

El jurista profundiza con nosotros en esta entrevista cómo han sido estos 55 años de ejercicio.

  • A lo largo de sus 45 años de trayectoria profesional como abogado en Derecho Civil, Mercantil, Público y Constitucional, ¿cuáles considera que han sido sus momentos más destacados y por qué?

Como abogado he disfrutado muchísimo. Fue mi vocación inicial; cuando acabé la carrera tenía clarísimo que quería ser abogado y creo haber sido un privilegiado. Son muchísimos los momentos destacados, en ciertos momentos en pasé muchos nervios, sobre todo al principio cuando tenía que informar en sala, pero luego los he disfrutado. Y realmente ha sido una trayectoria profesional como mínimo en mi opinión buena y conforme a lo que deseaba.

  • Como magistrado y ex vicepresidente del Tribunal Constitucional, ¿cómo calificaría el estado actual de la abogacía en España y en Europa? ¿Cuáles son los cambios más significativos que ha observado en los últimos años?

Nunca imaginé que me iban a proponer como magistrado del del Tribunal Constitucional. Y menos cuando estaba empezando la carrera. Por tanto, fue una verdadera ilusión cuando me designaron además por consenso todos los partidos políticos.

Allá aprendí muchísimo. Yo tenía una experiencia, sobre todo como abogado, también como árbitro, pero el TC es una responsabilidad enorme, como lo es abogar por el Estado de Derecho y, en definitiva, no deja de ser también el ejercicio de la abogacía, porque es la defensa del derecho de defensa. Por tanto, los recursos que llegan tanto de amparo, como de inconstitucionalidad a las cuestiones que plantean los jueces te obligan a dar una respuesta conforme a las exigencias del Estado del Derecho. Has de ser enormemente atento y de una honestidad intelectual absoluta.

Fue una experiencia muy importante. Nada se toma por decisión única; todo el Tribunal, tanto en su sección, su sala y el Pleno, son colegiados. Es un debate interesantísimo en el que oyes muchas opiniones de todo el mundo y dónde se va perfilando y concluyendo, en definitiva, la resolución final. Además, te dan la oportunidad si discrepas con ella con el voto particular, así que también dejas de manifiesto la postura del magistrado respecto al debate que se ha suscitado. Esto creo que es que es bueno para para el Estado y bueno para los que hemos tenido la suerte de estar en esa posición.

  • En su opinión, ¿cuáles son las principales tendencias y los mayores retos a los que se enfrentan los letrados en la sociedad actual?

Bueno, yo creo que estamos en un momento, como todos en el derecho de defensas que nunca has sido sencillos. Siempre ha requerido una atención absoluta al cliente y a defender sus derechos.

Hoy en día, creo que hay un exceso de legislación y de normativa. Y también, como dije ya cuando era presidente de la Audiencia Española, una forma de acceder a la profesión, ahora mucho mejor que la de antes, pero que resulta en una profesión muy masificada. Yo pensaría mucho más en cómo se ha de acceder a la profesión y qué papel han de tener los colegios profesionales en la formación permanente de los de los abogados. No puede ser que haya un abogado en ejercicio que no pueda estar al tanto de todo lo que lo que va surgiendo.

Y al elector le pediría prudencia a la hora de legislar, consenso en lo que en lo que legisla y, sobre todo, no legislar por legislar, sino ir haciéndolo y corrigiendo solamente aquello que es necesario corregir de la legislación, por ejemplo, en materia procesal, en materia urbanística, etc.

  • Después de tantos años al servicio de la abogacía y de haber desempeñado una tarea tan relevante en la defensa de los derechos humanos en Cataluña, en el conjunto de España y a nivel internacional, ¿qué destacaría del debate actual de los derechos humanos en el mundo?

Esto está en una situación siempre difícil. Los derechos humanos, que son algo que es inherente a la esencia del hombre por su dignidad, es una cosa, por desgracia, no siempre atendida.

Hemos vivido momentos felices después de la Segunda Guerra Mundial, pero ya ve la situación en la que nos encontramos simplemente escuchando la radio, viendo la televisión o leyendo la prensa. Los derechos humanos están muy poco respetados en la generalidad de los países del mundo. Yo tuve ocasión en el año 1982, 1983, 1989, de estar en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas coordinando el grupo de juristas de Paz Romana, que tenía voz en el organismo constructivo de Naciones Unidas.

Y allá pude percibir la desesperación de muchos países con dictaduras feroces o situaciones intolerables. Y no solamente los derechos humanos de carácter personal, sino también los de carácter social, económico, político, que son tan importantes para el desarrollo de la propia personalidad. Eso es una cosa que me ha preocupado y me sigue preocupando.

Creo que debiera ser la principal atención de los estados democráticos. No permitir que se vulneren los derechos fundamentales, sobre todo el derecho a la vida, a la dignidad. Esto es importantísimo en la educación.

Claro, si se suspende la cantidad de niños que mueren de hambre todavía cada día. Son miles, miles de niños que mueren de hambre cada día al nacer. Y no solamente por las guerras, sino por la falta de higiene, por la falta de medios. En fin, es una tragedia.

  • ¿Cuáles han sido sus principales labores y contribuciones como miembro numerario de la Academia de la Jurisprudencia y Legislación en Cataluña?

Sí, yo soy también académico de jurisprudencia y legislación. Es algo bonito, ¿verdad? Son lugares de estudio, de debate, de elaboración de dictámenes. También de presentación de comunicaciones a los compañeros. Entonces, entre nosotros discutimos la comunicación que uno de los compañeros ha presentado. Se discuten temas de actualidad jurídica. Pueden ser, por ejemplo, sobre aspectos legislativos, como por aspectos, por ejemplo, jurisprudenciales, sentencias interesantes, doctrina. Es un lugar de reflexión, de estudio y de profundización en el derecho a formularse.

En la academia hay tanto juristas, como abogados. Hay abogados, abogados fiscales, profesores de universidad. Es decir, es un lugar de reflexión y de profundización en el derecho.

  • ¿Cómo percibe el estado actual de la cultura del arbitraje en España y el papel de las cortes de arbitraje regionales? ¿Qué opina sobre el arbitraje internacional como foro de neutralidad y objetividad en la resolución de disputas comerciales y legales?

He sido parte de los arbitrajes, he sido árbitro. Y, por tanto, es un tema que defiendo y que, además, creo que hay que promocionar.

Pero hay que ser muy rigurosos también en la administración de los arbitrajes, es decir, la parte de la administración del arbitraje ha de ser muy responsable y ha de hacer que se respete, sobre todo, la imparcialidad de los árbitros, que no se repita constantemente. Que puedan dar una sensación de seriedad absoluta.

Y la inmensa mayoría de los tribunales arbitrales así lo hacen y tienen. El arbitraje internacional tiene la Corte Internacional de París, que es un tribunal bastante modélico y que ha solucionado muchísimos problemas. No solamente con las resoluciones, sino incluso con los acuerdos que se toman antes de poner la resolución, porque hay posibilidades de conciliación. Yo creo que es un instrumento de resolución de conflictos muy importante, que no necesariamente precisa de un juez. Se puede arreglar entre las partes o por un tercero imparcial que las partes designen o los que designen las cortes de arbitraje por su parte. Pero mi experiencia es realmente positiva.

  • Como ex vicepresidente del Tribunal Constitucional, ¿cuáles son, a su juicio, los desafíos más apremiantes que enfrenta el Derecho Constitucional en la actualidad?

El respeto a la Constitución por parte de todos, es lo más importante. Tenemos que reflexionar muy seriamente sobre lo que está ocurriendo en estos momentos en España.

El desprestigio de las instituciones, de los poderes, sobre todo, de los tres poderes. Sin una pureza en la actuación del Poder Legislativo, del Ejecutivo y del Judicial, difícilmente funciona un país. El Poder Judicial, en especial, es muy desconocido. La gente se cree que es el conjunto de los jueces. El Poder Judicial es exclusivamente el que el juez cuando resuelve y hace cumplir lo resuelto. Era en primera instancia.

Si ahí se acaba, o sea en la última instancia, si se acaba en la última instancia en ese momento es el Poder Judicial. La reunión de jueces no es Poder Judicial, no es un cuerpo del Estado, el juez llega por mérito y capacidad a través de unas oposiciones y entonces lo que hace es juzgar.

Luego las asociaciones de jueces muchas veces son la longa base de los partidos políticos, y eso no está bien. Además, eso no es Poder Judicial.

Es un órgano de carácter administrativo, no juzga. Juzga el Supremo en la jurisdicción ordinaria y en la jurisdicción constitucional. En aquello que hace el artículo de la Constitución es el órgano máximo, por supuesto, de interpretación de la Constitución. Pero también es la última instancia en derechos fundamentales.

A veces se olvida. ¿Cómo es que no se respetan las sentencias de los jueces? Sí, se respetan absolutamente las sentencias de cualquier juzgado. Desde el juzgado más inmediato al Supremo. Lo que puede pasar es que en estas intervenciones del Poder Judicial se cometa alguna inconstitucionalidad. Y de ahí el máximo intérprete de la Constitución, no hay intérprete superior, es el Tribunal Constitucional en los estados democráticos.

  • ¿Cómo cree que la tecnología, especialmente la inteligencia artificial, está impactando y transformando el ejercicio del derecho y la abogacía?

Pues mire, a mí me supera. Yo ya soy muy mayor, es una realidad que ha llegado como en su día llegó el teléfono. Y por tanto ha de ser enormemente útil para los abogados y para la sociedad. Ahora, del uso que se haga de estos avances dependerá que sea bueno o malo. En principio todas estas cosas son positivas, pero se puede hacer mal eso. Y como la influencia que tienen las redes es muy superior a la que tiene la conversación que yo pudiera tener por hilo telefónico en los años 30 del siglo pasado. Pues es una responsabilidad muy superior.

Yo creo que los avances que se están haciendo son espectaculares. Pensad que hoy en día el fax ya no existe. Bueno, existe, pero ha sido superado por muchísimas cosas, las videoconferencias son una realidad, la inteligencia artificial está ya presente…

Todo esto pasará naturalmente a ser algo cotidiano en nuestra vida o la vida de las personas. Y por tanto se irá regulando y se irá legislando sobre todos estos avances.